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Una aproximación a la educación financiera desde la prevención

Octubre de 2025

Forma parte del consenso generalizado que tenemos que mejorar la educación financiera de la población. Los conocimientos garantizan una mejor gestión del patrimonio económico de individuos y familias, pero también protegen de productos o servicios contratados de forma inadecuada, por no hablar de, directamente, estafas o engaños de todo tipo.

Por eso, cuando hablamos de educación financiera tendríamos que hacerlo, directamente, de prevención financiera, como el que acude cada año a su revisión médica para preservar la salud física. Antes de que ocurra el mal, se ataja. Con nuestra economía sucede algo parecido: si recibimos a tiempo las pautas para preservar la "salud" financiera, evitaremos males mayores.

Todo esto, sin olvidar que de nada sirven nuestros conocimientos o diligencia en la revisión de nuestra economía (o salud) si quienes tienen la responsabilidad de preservarla descuidan su labor: si el que comercializa los productos no tiene una formación adecuada y no informa de manera clara y transparente los pros y los contras de los productos.

En aras a este objetivo, insisto, la responsabilidad de todos los actores es clave y en la parte que nos toca a los consumidores, la educación financiera es fundamental. Nos preocupamos de saber en qué consistía el producto que contratamos y el riesgo que contraíamos firmando los "papeles" cuando posiblemente ya es demasiado tarde. O descubrimos que esa inversión en un producto complejo con prometedores rendimientos extraordinarios nos ha hecho perder nuestros ahorros.

Tenemos en nuestro país los recursos suficientes como para formar adecuadamente a la población, por no hablar del fértil resultado a futuro que obtendríamos si lo hacemos con voluntad entre la población más joven, desde las etapas primeras de la educación. El saber os hará libres. También en el ámbito financiero, como palanca vital para el desarrollo personal y profesional de cada uno. No lo perdamos de vista.

En nuestra asociación atendemos a diario a personas que han perdido importantes sumas de dinero por comercialización inadecuada de productos financieros, personas con una situación de grave insolvencia económica o que descubren que sus contratos contenían cláusulas que desconocían y cuyas consecuencias han empezado a sufrir. Obviamente, existe la responsabilidad individual; asumimos, con nuestra firma, determinadas condiciones y no otras, determinados productos y servicios, y no otros, pero siempre con un alcance limitado puesto que no todas las cláusulas son negociadas ni negociables. Pero tenemos que partir de la base del desequilibrio entre las partes, la contraparte (la empresa, la entidad financiera, la compañía aseguradora) tiene mayor conocimiento e información que el consumidor. Este gap tiene que ser salvado, la prevención también pasa por el aporte de una información veraz, transparente y comprensible al usuario financiero.

Patricia Suárez, fundadora y presidenta de ASUFIN