Pol铆tica monetaria y supervisi贸n bancaria: un cuarto de siglo de BCE
Julio de 2023 Cuando se cumple un cuarto de siglo de la creación del Banco Central Europeo (1 de junio de 1998), no está de más echar la vista atrás para analizar la contribución de dicha entidad a la estabilidad monetaria y bancaria en la eurozona, dimensiones ambas que no siempre van en la misma dirección.De hecho, el principal exponente de esa paradoja entre estabilidad monetaria e instabilidad bancaria lo constituye nuestro pa铆s, cuya crisis bancaria de 2010-2012 se fue gestando durante toda la d茅cada previa, en el marco de una pol铆tica monetaria excesivamente laxa para los est谩ndares previos en Espa帽a; y, posteriormente, esa misma crisis e inestabilidad financiera del sistema bancario espa帽ol iban a constituir el principal factor impulsor de la creaci贸n de la Uni贸n Bancaria, con el BCE asumiendo una nueva responsabilidad paneuropea, la de supervisor bancario 煤nico.
Parad贸jicamente, el nacimiento del euro, con Espa帽a dentro del mismo, iba a ser el germen de los desequilibrios que se acumular铆an en la econom铆a espa帽ola, y muy especialmente en su sistema bancario, con fuerte crecimiento del cr茅dito impulsado por unos tipos de inter茅s nunca antes vistos y un exceso de ahorro en Europa que se filtraba a Espa帽a de la mano del nuevo mercado interbancario paneuropeo.
Esos excesos comenzar铆an a larvarse desde finales de los 90, al confirmarse la incorporaci贸n de Espa帽a a la Eurozona. La percepci贸n de una mayor estabilidad econ贸mica otorgaba unas expectativas de crecimiento mucho mayores a la econom铆a espa帽ola, en un proceso natural de convergencia con sus socios europeos. Al tiempo, una moneda 煤nica eliminaba los riesgos cambiarios asociados a la inversi贸n exterior en Espa帽a, provocando un fuerte incremento de la misma, especialmente en el segmento inmobiliario.
Junto a ello, el contar con unos tipos de inter茅s (2% en el nacimiento del euro) extraordinariamente reducidos para los est谩ndares espa帽oles (nunca en las d茅cadas anteriores hab铆an estado por debajo del 10%) gener贸 una especie de inagotable autoalimentaci贸n entre demanda y oferta crediticia, especialmente en los segmentos relacionados con el sector inmobiliario e hipotecario.
En esos momentos cuando la demanda de cr茅dito pas贸 a superar ampliamente a la capacidad de ahorro de la econom铆a espa帽ola, la banca fue la encargada de cubrir ese "gap" mediante la apelaci贸n al ahorro exterior. En esa excesiva asunci贸n de financiaci贸n para financiar una concesi贸n de cr茅dito que, tambi茅n desde una perspectiva ex post, cabe catalogar como excesivamente r谩pido y con excesiva concentraci贸n sectorial (inmobiliario), es donde radica el principal error "sist茅mico" del conjunto del sector bancario espa帽ol, en su acompa帽amiento a una econom铆a espa帽ola cuyo modelo de crecimiento era altamente consumidor de cr茅dito, con un peso de la construcci贸n que duplicaba al registrado en otros pa铆ses europeos.
Las consecuencias de esos excesos ya las conocemos. Tras un diagn贸stico inicial de problemas asociados solo a falta de liquidez, muy pronto se puso de manifiesto un d茅ficit de solvencia para digerir los deterioros de esos excesos crediticios, d茅ficit para cuya cobertura se hizo necesario solicitar asistencia financiera -rescate bancario- a Europa, ante la incapacidad del Tesoro espa帽ol de apelar a los mercados para captar la financiaci贸n necesaria.
Parad贸jicamente, el rescate bancario espa帽ol iba a ser uno de los principales aceleradores de la efectiva implantaci贸n de la Uni贸n Bancaria (UB). Concretamente, el hecho de que la capitalizaci贸n de la banca se llevase a cabo a trav茅s del FROB (Fondo de Reestructuraci贸n Ordenada Bancaria, hoy Autoridad de Resoluci贸n Ejecutiva), en lugar de hacerse directamente desde el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). La recapitalizaci贸n a trav茅s del FROB mantiene el v铆nculo entre riesgos bancarios y soberanos, pues en 煤ltima instancia es el FROB (y, por tanto, el Tesoro espa帽ol) quien asume el compromiso de devoluci贸n ante Europa, con independencia de la evoluci贸n del valor de las entidades de las que el FROB suscribi贸 el capital.
Si el origen del problema era la circularidad -conocida como "bucle diab贸lico"- entre riesgos bancarios y soberanos, la forma m谩s efectiva para romper dicho v铆nculo habr铆a sido mediante una recapitalizaci贸n directa a los bancos desde Europa, sin pasar por el Tesoro espa帽ol como garante de los riesgos bancarios. Sin embargo, la posici贸n europea al respecto mantuvo en todo momento que ello solo ser铆a objeto de consideraci贸n en el marco de una UB plenamente operativa, o al menos en el 谩mbito de una supervisi贸n bancaria 煤nica, efectivamente implantada y experimentada.
El primer paso hacia esa Uni贸n Bancaria se dio con la aprobaci贸n por el Parlamento Europeo, en septiembre de 2013, del Mecanismo 脷nico de Supervisi贸n, que iniciar铆a su andadura en noviembre de 2014 bajo un esquema dual de supervisi贸n: directa para las entidades m谩s significativas (unas 120 entidades europeas, 12 de las cuales eran espa帽olas, cifras que se han reducido considerablemente como consecuencia de procesos posteriores de integraci贸n) que representaban en torno al 85% de los activos bancarios de la Eurozona, mientras que sobre el resto de entidades de menor dimensi贸n y/o complejidad -casi 4.000-, la supervisi贸n seguir铆a siendo nacional, si bien de forma estrechamente coordinada con el BCE.
Con esa nueva asunci贸n de responsabilidad supervisora bancaria por el BCE se culminaba la integraci贸n bajo una misma instituci贸n paneuropea de las dos funciones b谩sicas y complementarias -pol铆tica monetaria y supervisi贸n bancaria- que tradicionalmente ten铆an atribuidas los bancos centrales nacionales.
Mucho han cambiado las cosas en la banca europea, y sobre todo la espa帽ola, desde entonces, tanto en respuesta a las mayores exigencias regulatorias y supervisoras, como con actuaciones propias de las entidades, encaminadas a recuperar reputaci贸n y a adaptarse a un entorno mucho m谩s competitivo.
Tras esas adaptaciones, hoy la banca es mucho m谩s solvente y resistente (ha incrementado en m谩s de un 50% sus ratios de solvencia), m谩s regulado y supervisado (en un marco com煤n europeo), con mayores exigencias de eficiencia, rentabilidad, gobernanza y escrutinio por el mercado. Esa mayor fortaleza bancaria es la que le ha permitido capear las 煤ltimas crisis que, casi sin soluci贸n de continuidad, se han desarrollado en los tres 煤ltimos a帽os: pandemia e invasi贸n de Ucrania, de una naturaleza ex贸gena al marco econ贸mico financiero; y la m谩s reciente, de naturaleza puramente bancaria, focalizada en unos pocos bancos estadounidenses, y en el suizo Credit Suisse. Estos nuevos episodios de crisis bancarias localizadas llegaron a generar algunas dudas sobre posibles contagios generalizados, pero la r谩pida actuaci贸n de los bancos centrales -FED y BCE fundamentalmente- y la contundente exhibici贸n por parte del BCE de los buenos par谩metros de la banca europea, consiguieron evitar esos contagios.