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Filantropía efectiva: integrando las mejores prácticas de la inversión sostenible

Julio de 2025

Siempre se ha sostenido que la inversión sostenible no es filantropía. Al contrario que la donación o el altruismo, esta forma de inversión conlleva necesariamente una lógica financiera: además de generar impacto social o medioambiental, debe perseguir un retorno económico. Sin embargo, surge una pregunta interesante:

Así como los inversores definen metas concretas en términos de rentabilidad o riesgo, los donantes o filántropos (ya sean Oficinas Familiares, individuos, entidades sin ánimo de lucro, etc.) también deben establecer una estrategia clara para alcanzar sus propósitos. ¿Qué problema social o desafío ambiental se quiere abordar? ¿Cuáles son los caminos más eficaces para contribuir a su solución? Estas preguntas son esenciales para definir el objetivo de nuestras iniciativas filantrópicas. Una vez identificada esa intención, el siguiente paso es encontrar el mecanismo adecuado para alcanzarlo.

Los objetivos deben establecerse no solo en términos cualitativos y cuantitativos, sino también considerando un horizonte temporal. Cuanto más claro y medible sea el objetivo, más probable será lograrlo con eficacia. Además, definir plazos nos ayuda a evitar caer en cortoplacismos impacientes o en la pasividad que puede generar un horizonte excesivamente largo. Este enfoque temporal también permite realizar evaluaciones periódicas. Así, no solo se valora si las metas se están cumpliendo, sino también si las circunstancias han cambiado lo suficiente como para justificar una redefinición de los objetivos iniciales.

El siguiente paso clave es la medición. Como suele decirse, "lo que no se mide, no se puede mejorar". Medir el impacto o la contribución social y/o medioambiental de nuestras acciones es esencial para conocer su verdadera eficacia. Sin embargo, no se trata de una tarea sencilla, ya que es necesario diferenciar entre el output y el outcome. El output representa el resultado inmediato y tangible de nuestras acciones, mientras que, el outcome, en cambio, refleja el cambio real en la situación de las personas o comunidades beneficiadas. Entender esta diferencia es fundamental para poder redirigir o complementar nuestras acciones, generando sinergias y efectos multiplicadores.

Finalmente, al explorar las conexiones entre filantropía e inversión de impacto, vale la pena mencionar el concepto de venture philanthropy. Esta disciplina combina la inversión en soluciones empresariales con vocación de impacto donde el enfoque filantrópico se alcanza a través del acompañamiento durante la vida de la inversión. Aquí, el "inversor-filántropo" no solo aporta recursos financieros, sino también tiempo, conocimiento y apoyo estratégico para ayudar al desarrollo del proyecto. Esta forma de implicación activa también es filantropía, y representa una de las expresiones más cercanas a la inversión de impacto.

En definitiva, aplicar las mejores prácticas de la inversión sostenible y de impacto a la filantropía nos permite avanzar hacia una filantropía más estratégica, efectiva y transformadora. Definir objetivos claros, establecer horizontes temporales, medir impactos con rigor y acompañar activamente los proyectos son elementos clave para maximizar la eficacia de nuestras acciones. Al incorporar una lógica estructurada y orientada a resultados, maximizamos la capacidad de la filantropía de ejercer como una herramienta transformadora de cambio social.

Claudia Antuña, socia de Afi