Digitalización y sostenibilidad: un binomio esencial
Mayo de 2023
El binomio digitalización-sostenibilidad ya es una evidencia. La digitalización es hoy en día condición necesaria para alcanzar la sostenibilidad medioambiental por su inigualable contribución a la descarbonización de la economía, esto es, la reducción de emisiones CO2 a la atmósfera.
(eje vertical emisiones CO2, toneladas per cápita/año; eje horizontal PIB per cápita en dólares corrientes/año, 1980-2020)

La imagen muestra la relación que existe entre el PIB per cápita y las emisiones de CO2 (medidas en toneladas métricas anuales) entre los años 1980 y 2020. La línea de tendencia sugiere una clara relación de parábola entre ambas variables. Esta curva es conocida como Curva de Kuznets Ambiental (CKA), y sugiere una relación positiva entre las emisiones y el PIB per cápita cuando esta última variable es inferior a los 14.000 dólares per cápita. Esta relación, sin embargo, se vuelve negativa cuando el PIB per cápita supera este límite; por lo que, a partir de este nivel de ingresos, a mayor renta por habitante, menos emisiones.
Además de la relación entre el desarrollo económico y la sostenibilidad, una parte importante de la literatura académica ha intentado integrar la digitalización en la ecuación, encontrando una relación positiva y estadísticamente significativa entre el desarrollo del sector TIC y los niveles de sostenibilidad medioambiental.
Quizás el trabajo más completo en este sentido es el publicado por Añón Higón et al en 2017, que realizan una estimación con datos de panel para 142 países (116 en desarrollo y 26 desarrollados) para el periodo 1995-2010. Según esta estimación, la digitalización -medida a través del índice de TIC de la Unión Internacional de Telecomunicaciones- también exhibe una relación de U-invertida con las emisiones de CO2 per cápita; incluso incluyendo variables de control como el PIB per cápita, el peso de la industria sobre el PIB total, el nivel de educación de la población, la densidad de población, las reservas de petróleo, y el número de vehículos matriculados en circulación, entre otras. De este modo, existe también una relación cuadrática (o en forma de parábola) entre el grado de digitalización y las emisiones de CO2 por habitante.
(eje vertical emisiones CO2 toneladas per cápita/año; eje horizontal Grado de digitalización-Índice DESI). Países de la Unión Europea, en 2020

La imagen muestra la forma que podría tomar esta relación para los países de la Unión Europea. A la izquierda, los países con menos digitalización también muestran bajos niveles de emisiones per cápita (por ejemplo, Rumanía). Sin embargo, a medida que la digitalización se incrementa, también lo hacen las emisiones; hasta que se alcanza un punto de inflexión en el que altos niveles de digitalización conllevan también menores emisiones de CO2 per cápita (en 2020, estos países son eminentemente los nórdicos).
Dicho de otro modo, los países siguen un patrón sistemático de aumento de emisiones cuando se encuentran en niveles de baja digitalización que, tras alcanzar un umbral de digitalización invierten su tendencia y comienzan a descender.
En el trabajo que elaboró el equipo de Economía Aplicada de Afi para Interxion (hoy DC Realty) y que fue presentado públicamente en el mes de octubre de 2022, se estimó el punto de inflexión de la parábola, esto es, el umbral a partir del cual la relación entre la digitalización y las emisiones de CO2 per cápita se vuelve negativa. También se estimó la posición que ocupa España dentro de esta relación.
Para ello, se realizó una estimación econométrica similar a la definida por Añón et al. En este caso, y con datos de panel para todos los países de la Unión Europea para el periodo 2016-2020, se estimó la relación entre las emisiones de CO2 per cápita, el PIB per cápita, el grado de digitalización (para el que se tomó como referencia el DESI, el Índice de Economía y Sociedad Digital), y el peso de la industria sobre el total del PIB. El DESI es el índice elaborado anualmente por la Comisión Europea, y refleja con una puntuación entre 0 y 100% el desempeño digital de cada país en torno a cinco dimensiones: conectividad, capital humano, uso de internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales.
Cabe mencionar que, de la extensa lista de indicadores que alimentan las cinco dimensiones del DESI, ninguno se centra en la presencia o el desarrollo de los centros de datos, por lo que sería oportuno que la Comisión Europea evaluara su incorporación en el índice. En particular, como infraestructuras digitales desplegadas o disponibles el DESI reconoce el espectro de 5G asignado, la cobertura 5G y el porcentaje de empresas que compran servicios intermedios o sofisticados en la nube.
Pues bien, se confirma en este trabajo que el punto de inflexión en Europa, aquel a partir del cual la relación entre la digitalización y las emisiones de CO2 per cápita se vuelve negativa, se corresponde con una puntuación del índice DESI de 48,8. A partir de esa puntuación, un punto de crecimiento en el DESI reduce las emisiones per cápita anuales en 0,003 toneladas métricas.
España superó este umbral de 48,8 en el año 2019, y alcanzó una puntuación de 60,8 en 2022. En términos absolutos, y para España, un aumento del DESI en un punto conlleva, por tanto, un descenso en las emisiones de CO2 en 142.000 toneladas, equivalentes a las emisiones anuales del sector financiero.
Por ello, el país se sitúa no solo en una posición aventajado con respecto a otros países europeos, sino que se encuentra en un punto de desarrollo digital que ya garantiza la eclosión del binomio digitalización-sostenibilidad, ya que una mayor intensidad digital estará asociada a una reducción sistemática de emisiones de CO2 per cápita.
El binomio digitalización - sostenibilidad se materializa en todos los ámbitos de nuestra vida
La digitalización permite realizar actividades inconcebibles e inalcanzables hace apenas unas décadas, o llevarlas a cabo sin recurrir a desplazamientos físicos o al consumo de bienes y servicios accesorios con una elevada huella ambiental en términos de consumo energético, emisiones de CO2; y con un elevado coste de oportunidad en términos, por ejemplo, del tiempo dedicado a su realización en su modalidad analógica, de existir esta.
El teletrabajo, la digitalización de los servicios financieros o la capacidad de celebrar reuniones virtuales o híbridas son ejemplos cotidianos, actividades de la vida diaria, que han demostrado ser una versión más medioambientalmente sostenible a sus alternativas analógicas y tradicionales, además de contribuir a aumentar la productividad y la eficiencia.
Añadir un día más de teletrabajo por semana en relaxión con los días de teletrabajo que se difrutaran antes de la irrupción de la pandemia ahorraría 406 toneladas de CO2 diarias en Madrid o 612 toneladas diarias en Barcelona, contribuyendo estas nuevas rutinas a una reducción del 7-8% en las emisiones diarias motivadas por desplazamientos al lugar de trabajo y alrededor de un 3% de las emisiones asociadas al transporte de viajeros en general.
El impacto ambiental promedio de una transacción con dinero en efectivo es un 36% más alto y su potencial de calentamiento global (GWP) un 21% más alto que el de una transacción promedio con tarjeta de débito. De este modo, cada pago realizado con tarjeta en lugar de en efectivo ahorra 0,8 gramos de emisiones CO2e. En conjunto, y si todos los pagos en efectivo se realizaran con tarjeta de débito, el ahorro de emisiones superaría las 9.000 toneladas de CO2 al año.
Transitar de las conferencias y reuniones en persona a una celebración en modalidad virtual puede reducir sustancialmente la huella de carbono en un 94% y el uso de energía en un 90%, con el transporte como el aspecto más crítico en términos ambientales.
Los centros de datos son una infraestructura esencial para el despliegue de la economía digital.
Son la parte física de esta economía digital. Para que las economías se digitalicen, se necesita generar servicios digitales (streaming, gaming, cloud, e-learning, e-banking, industria 4.0, etc.) que se desarrollan dentro de este mundo físico, en el centro de datos, el lugar donde se interconectan empresas y ciudadanos para prestar o recibir servicios digitales. La digitalización no existe sin servicios digitales y estos no se desarrollan si no tienen un lugar físico donde generarse.
La digitalización está transformando sectores económicos enteros y su despliegue depende de la capacidad instalada de los grandes centros de datos, una infraestructura compleja, indispensable y especializada para habilitar las innovaciones, servicios y tecnologías digitales que dependen del procesamiento en la nube y de la interacción y comunicación de múltiples datos de múltiples fuentes en tiempo real.
En España, la digitalización de los principales sectores productivos permitiría reducir en 4,8 millones sus emisiones anuales de CO2. A nivel nacional, las ganancias en eficiencia que el sector TIC habilita conducirían a un descenso en las emisiones anuales de CO2 registradas por el sector energético, el del transporte y la industria manufacturera de cerca de 800.000, 1,6 millones y 2 millones de toneladas, respectivamente.
Ser protagonista de la economía digital es una oportunidad irrepetible para España, además de plausible, porque el país reúne los cuatro atributos imprescindibles para convertirse en el hub digital para el sur de Europa, en el núcleo de referencia en infraestructura, innovación y negocios digitales:
- Es una economía con un elevado nivel de digitalización a todos los niveles, tal como refleja el DESI, en la que la economía de los datos permea en todos los ámbitos. Y en aquellos ámbitos en los que existen ámbitos de mejora (p.e. las habilidades digitales de la población y el capital humano digital), las autoridades públicas han diseñado políticas y planes para implementarlas.
- Es un territorio con una elevada capilaridad en ancho de banda fija y móvil y despliegue de la red 5G, situándolo en posiciones de liderazgo como resultado de decisiones de inversión muy acertadas del pasado.
- Es una ubicación estratégicamente privilegiada como punto de conexión y distribución de datos con Europa, África y América a través de cableado submarino. El aumento exponencial del tráfico y la generación de datos por parte de grandes empresas tecnológicas ya no circulan exclusivamente por las redes de telecomunicaciones de los operadores tradicionales. Las compañías tecnológicas crean y operan redes propias, que son principalmente cables submarinos que conectan continentes, a modo de autopistas intercontinentales de Internet.
- Es destino de inversión para los principales proveedores de infraestructuras esenciales para la interconexión y el libre intercambio de tráfico de datos. doméstica y europea como son los centros de datos. Con el diseño y desarrollo de la actual infraestructura, la neutralidad de interconexión de los centros de datos garantiza el libre intercambio de tráfico sin favorecer el uso de una red determinada.
Que España sea un hub digital contribuye, además, a la consecución de los objetivos climáticos. El apoyo que la Comisión Europea ha exhibido al Pacto de centros de datos climáticamente neutros, que compromete a los actores de la industria a lograr la neutralidad climática para 2030, es garantía de que dicha industria contribuirá positivamente a los objetivos climáticos de España.
Con todo ello, los centros de datos son una pieza esencial de las infraestructuras que sustentan la economía digital y sostenible, y fundamentales para el despliegue de las capacidades del resto de sectores económicos en el siglo XXI.