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Mitos y falacias VIII: los hogares españoles no ahorran

Octubre de 2022

Existe la sensación generalizada de que los hogares españoles no ahorran, incluso dicho por ellos mismos. Dudo si aplicar a esta afirmación la categoría de mito, la de falacia, ninguna de estas o ambas las dos. Porque, en el peor de los casos, esta opinión se expresa a modo de queja o, a sensu contrario, como un desiderátum. También, diría, revela una cierta ignorancia de la realidad del ahorro, que se constata incluso entre algunos analistas financieros, exacerbada por la pobre educación financiera que se imparte en nuestro país y algunos hábitos patrimoniales muy específicos de la sociedad española que enmascaran el hecho de que sí se ahorra.

Sea como fuere, creo que esta serie también admite la discusión de fenómenos que no siendo "creencias ampliamente compartidas pero infundadas" ni "argumentos que parecen verdaderos pero que son falsos", como definía a las falacias y a los mitos, respectivamente, en la primera entrada de esta serie.

Puede que esta afirmación no sea un mito (que en parte lo es) o que no sea una falacia (que en ocasiones se esgrime de esta forma), pero lo que sí es, desde luego, es un "lugar común". Ya es algo tarde para explotar este hallazgo en la serie de este año, pero si no es mito ni falacia, debe ser un lugar común. Es decir, "una idea o expresión manida, que usa todo el mundo cuando no sabe qué decir (mi definición, por supuesto). Un lugar común refleja también algo de pereza argumental. Porque los hogares españoles ahorran, lo que sucede es que no lo saben.

El principal activo en la riqueza de los hogares españoles es la vivienda. La riqueza, como es bien sabido, es el ahorro acumulado (más herencias, regalos y donaciones, que se van sumando al patrimonio). El resto de la riqueza de los españoles, a mucha distancia de la riqueza inmobiliaria, son los depósitos bancarios. Y ya después hablamos de fondos de inversión y de acciones cotizadas y no cotizadas en negocios propios y ajenos. En este porcentaje se incluyen los recursos con los que luego, los hogares, realizan su peculiar Formación Bruta de Capital: la vivienda. A ella destinan el grueso de su ahorro. Pero aún tienen capacidad para financiar a otros sectores de la economía. En 2021, en particular, el ahorro bruto de los hogares españoles fue de 86,5 millardos de euros y, una vez realizada dicha formación bruta de capital, aún dispusieron de una capacidad de financiación para el resto de la economía de 19,2 mil millones de euros.

Pero ¿cómo se ahorra en vivienda? Muy sencillo. Por lo general, se adquiere una vivienda pagando una "entrada" (el zaguán, digamos) e incurriendo en una hipoteca que habrá que devolver mes a mes durante muchos años, con sus correspondientes intereses. La cultura popular, y hasta la opinión especializada, tiende a ver el pago de la cuota hipotecaria como un gasto. Y sí, una parte (menguante) de la cuota es el gasto de intereses por la financiación recibida y no debe considerarse ni ahorro ni inversión (esta es solo la aplicación del ahorro, aunque sea una aplicación pasiva o por defecto). Pero la parte más importante de la cuota hipotecaria (creciente) es la que corresponde a la devolución del principal. Esta parte es ahorro en vena que se expresa en que cada mes que pagamos la cuota aumenta la pila de ladrillos y cemento (que llamamos vivienda) que nos pertenece a nosotros y no a la entidad hipotecaria.

Hay muchas personas que en las encuestas sobre finanzas personales responden que no pueden ahorrar porque no llegan a fin de mes. Cuando la respuesta correcta, si la pregunta estuviera bien formulada, sería que no llegan a fin de mes porque ahorran. Si hay algo sagrado en la economía doméstica de España es el pago de la cuota hipotecaria. Gracias a eso tenemos casi cuatro veces el PIB invertido en activos inmobiliarios. Si ese ahorro fuese ahorro para la jubilación como Dios manda (planes y fondos de pensiones de empleo obligatorios), superaríamos a los Países Bajos en ahorro previsional (que solo tienen 2,3 veces su PIB). Y no tendríamos ningún problema de pensiones.

José Antonio Herce es socio de LoRIS