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La salud lo es todo

Julio de 2022

La RAE define salud como el "conjunto de las condiciones físicas en que se encuentra un organismo en un momento determinado". Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 1948 la salud como un "estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". En 1984 revisó la definición a "el grado en que un individuo o grupo es capaz de realizar sus aspiraciones y satisfacer sus necesidades, así como de cambiar o hacer frente a su entorno". Esta última definición considera la salud como un recurso y una capacidad más que como un objetivo en sí mismo; un atributo dinámico de resiliencia más que un estado (estático) determinado.

La humanidad ha enfrentado durante los dos últimos años una pandemia global provocada por un coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-COV-2), una neumonía atípica denominada COVID-19. El origen del patógeno es zoonótico, transmitido de los murciélagos (reservorio) a los humanos pasando por un huésped intermedio, que se postula que pueda ser el pangolín, el mamífero más traficado del mundo.

La pandemia, más allá de ser la materialización de una amenaza latente a la salud de las personas, es un síntoma del estado de salud del planeta. Es una de las muchas evidencias de la superación, causada por la acción humana, de varios umbrales de procesos clave que garantizan la estabilidad de la Tierra, la habitabilidad del planeta, en definitiva. El cambio climático es uno de estos procesos cuyos efectos también estamos constatando con mayor intensidad y frecuencia -como la reciente ola de calor y los mega incendios que precipitó-, pero no es el único. Los científicos han identificado ocho más, de los que cinco ya se han superado, por lo que la capacidad del planeta Tierra para compensar y regenerar sus procesos naturales y ecosistemas está agotándose. La salud del planeta está al límite.

Son muchas, complejas y a corto plazo aparentemente muy costosas, las decisiones que debemos adoptar los agentes -gobiernos, empresas, personas- para garantizar ese estado de completo bienestar que implica estar sano, para garantizarlo hoy y en el futuro. Decisiones que deben apuntar al fortalecimiento de nuestro sistema nacional de salud, que ha demostrado ser líder mundial en la generación de bienestar pero que urge reforzarlo para que siga haciéndolo. Decisiones para atender las necesidades de cuidados que un creciente número de personas en situación de dependencia -asociada a la longevidad- requiere ya. Decisiones que animen a la adopción de avances tecnológicos que sumen y que no resten, que cierren brechas y que no las abran. Y acelerar las acciones que la ciencia nos conmina a emprender con urgencia para retornar a una zona de seguridad, a una zona saludable.