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Educación financiera, ¿una asignatura pendiente?

Junio de 2021
No cabe duda de que la pandemia ha acelerado el proceso de digitalización, lo que supone un alivio para muchos usuarios y, al mismo tiempo, un desafío para todos aquellos agentes ajenos a ciertas prácticas y productos financieros novedosos. En este contexto, como se observa en varias iniciativas que se están llevando a cabo en el mercado, la educación financiera desempeña un papel fundamental para formar a la sociedad del mañana.

El entorno económico y financiero en el que nos movemos resulta cada vez más complejo y se encuentra en constante cambio con la aparición de nuevos productos y servicios financieros, así como nuevos (o antiguos) agentes que presentan un modelo de negocio apalancado en las nuevas tecnologías.

En este contexto dinámico y complejo, la educación financiera se convierte en una herramienta clave para lograr la estabilidad y la protección de los usuarios al dotarles de las capacidades necesarias para afrontar situaciones cotidianas que implican la toma de decisiones de carácter financiero. Así, la educación financiera, entendida como la transmisión de conocimientos específicos a los individuos para comprender conceptos básicos sobre finanzas y productos financieros, permite alcanzar un empoderamiento financiero de la población, aumentando la confianza de los individuos en sus propias capacidades y acciones. Dichos objetivos educativos no implican solamente un beneficio para los usuarios a nivel individual, sino que contribuyen a la economía y al sistema financiero en su conjunto al generar procesos financieros más seguros, reforzar la confianza en el sistema y el sector bancario, reducir el aislamiento actual de determinados consumidores y favorecer la inclusión financiera.

Porcentaje de respuestas correctas a preguntas de conocimientos financiero: inflación (ECF 2016)
Fuente: Encuesta de competencias financieras (2016)
Rendimiento medio en competencia financiera de los países analizados en el informe PISA 2018
Fuente: PISA 2018 Competencia financiera

De acuerdo con esta importancia de la educación financiera para los individuos y el sistema en su conjunto, el grado de concienciación tanto en el ámbito público como privado ha sido creciente en los últimos años, lanzándose iniciativas ambiciosas, de colaboración entre ambos ámbitos y de elevado alcance como el Plan de Educación Financiera promovido en 2008, y renovado tanto en 2013 como en 2018, por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en línea con los principios a alto nivel definidos por la OCDE. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los datos disponibles nos muestran que España sigue presentando unos niveles de educación financiera mejorables. Tanto la Encuesta de Competencia Financieras (ECF) como el informe PISA 2018 evalúan, entre otros aspectos, las competencias financieras, demostrando que la población no está familiarizada con conceptos financieros básicos. En concreto, los resultados publicados nos sitúan por debajo del promedio de los países que pertenecen a la OCDE y por detrás de países como Estonia, Polonia o Rusia, entre otros.

Incrementar los niveles de educación financiera de la población se ha convertido en una urgencia, si cabe, más acuciante tras la pandemia, dado su impacto económico, los elevados niveles de incertidumbre generados y el empuje que esta ha supuesto en el proceso de digitalización.

En este sentido, resulta muy oportuno el convenio de colaboración firmado por la CNMV, el Banco de España y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital el pasado mes de abril con el fin de extender el Plan de Educación Financiera dentro del sistema educativo y lograr así una concienciación temprana de la población. En concreto, dicho convenio persigue incrementar la presencia de contenidos relacionados con la educación financiera en el programa escolar de los estudiantes en edades de educación obligatoria (primaria y secundaria). Con esta formación se pretende que los alumnos adquieran competencias básicas y útiles en el día a día como comprender el papel del dinero, la gestión y la planificación de la economía personal, la gestión de los riesgos financieros o la comprensión del entorno financiero. Todos ellos, elementos claves para promover una toma de decisiones financieras adecuada, una mayor protección de los usuarios y evitar su exposición a riesgos indeseables, ayudando de esta manera a prevenir el impacto de futuras crisis financieras.

Esta iniciativa constituye un paso más que se suma a los múltiples planes de acción lanzados también desde diversos agentes del sector bancario en los últimos años, los cuales han demostrado una elevada concienciación por promover el conocimiento financiero de sus futuros y actuales clientes. Especialmente relevante son las iniciativas de la banca significativa española, entre las que cabe mencionar el Proyecto Edufinet, impulsado por la Fundación Unicaja, cuyo objetivo es orientar a los ciudadanos en la toma de decisiones sobre los diferentes productos y servicios ofrecidos por las entidades financieras. Otra importante iniciativa es la labor desarrollada por el Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA, quien organiza en el mes de mayo de 2021 su cuarta edición del EduFin Summit, donde reúne ponentes internacionales para explorar los retos y oportunidades de la educación financiera en un entorno post-COVID. Asimismo, Banco Santander ha puesto en marcha el pasado año un plan de inversión de casi tres millones de euros en formación financiera, a través de sus empleados que voluntariamente han participado en numerosas iniciativas de educación, marcándose como objetivo alcanzar para finales de 2025 más de 10 millones de personas empoderadas financieramente. Bankinter, por su parte, ha estrenado desde 2019 Money Town, una plataforma educativa que propone enseñar a los niños a gestionar su dinero de una forma fácil y lúdica. Numerosos voluntarios de CaixaBank han impartido el año pasado más de 1.000 sesiones de educación financiera, beneficiando más de 14 mil personas. De la misma forma, los empleados de Banco Sabadell imparten cada año, de forma voluntaria, varias horas formativas en materia financiera a jóvenes entre los 12 y los 16 años.

Más allá de la concienciación individual de las entidades, las patronales bancarias han colaborado también de manera activa en acciones como el Plan de Educación Financiera y han puesto en marcha iniciativas propias en la misma línea, demostrando así un elevado nivel de compromiso por parte del sector en su conjunto con el fin de que sus clientes más jóvenes o potenciales clientes en el futuro tengan los conocimientos necesarios para enfrentarse a una realidad económica cada vez más compleja y cambiante. De la misma forma, también el sector asegurador se ha comprometido con la educación financiera de los ciudadanos, lanzando varios programas como la iniciativa El Riesgo y yo, donde se traslada a jóvenes entre 15 y 17 años la importancia de prevenir y gestionar el riesgo.

Desde Afi, comprometidos con la necesidad de incrementar la educación financiera de la sociedad, hemos participado históricamente en acciones encaminadas a tal fin y actualmente seguimos activos en esta materia a través de la Fundación Afi, principalmente. Nuestra Fundación, desde la primera edición, es una de las entidades colaboradoras en el Plan de Educación Financiera. Adicionalmente, entre otras líneas de actuación puestas en marcha, Fundación Afi también cuenta con el programa Yo sumo con el que pretendemos difundir el conocimiento sobre las finanzas, persiguiendo despertar el interés, especialmente, de los más jóvenes. Porque, en definitiva,

Federica Troiano es consultora del área de Banca de Afi.
Marta Alberni es consultora del área de Banca de Afi.