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Jacinda Ardern

Noviembre de 2020 Cuando uno está convencido de que la diversidad en sentido amplio genera riqueza en la gestión de cualquier tipo de institución, es mucho más fácil encontrar profesionales con méritos sobrados, y que además representen a diferentes colectivos y sensibilidades.

Jacinda Ardern, recientemente reelegida primera ministra de Nueva Zelanda con mayoría absoluta, no sólo ha sido la mejor política que ha gestionado la crisis de la COVID-19, sino que acaba de dar una lección al resto del mundo sobre cómo formar un equipo de gobierno diverso e inclusivo.

Después de un primer mandato con un tripartito dispar en el que sin duda dio muestras de sus habilidades negociadoras y conciliadoras, acaba de vencer las últimas elecciones con una amplia mayoría, lo que le ha permitido diseñar el equipo de gobierno que siempre había deseado.

De las veinte carteras ministeriales con las que cuenta su gabinete, ocho las ostentan mujeres y cinco son maoríes (indígenas neozelandeses). En particular, la cartera de Asuntos Exteriores la ocupa Nanaia Mahuta, quien reúne la doble condición de ser mujer y maorí. Además, en su gabinete de gobierno hay tres ministros LGTBI.

La propia primera ministra ha afirmado que todos los ministros y ministras han sido elegidas por sus méritos profesionales, pero, además, ha primado la diversidad en su equipo.

Y es que cuando uno está convencido de que la diversidad en sentido amplio genera riqueza en la gestión de cualquier tipo de institución, es mucho más fácil encontrar profesionales con méritos sobrados, y que además representen a diferentes colectivos y sensibilidades.

Algo parecido sucede en las finanzas. A la hora de gestionar carteras de activos tenemos claro que la diversificación en la gestión mitiga riesgos, lo que a la larga genera mejores resultados.

Mónica Guardado es socia directora general de Afi Escuela de Finanzas