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Más que un manual

Octubre de 2017 «Me permito sugerir a propios y extraños a la profesión el libro The Economy, una obra disponible online gratis, muy cuidada metodológicamente y plenamente actual»

Con bastante frecuencia me preguntan estudiantes y allegados, profesionales de otras disciplinas, por «un buen libro de economía», de introducción en la mayoría de los casos. La respuesta no era hasta ahora fácil, aunque siempre teníamos a mano los manuales más reconocidos y utilizados, desde el clásico Samuelson, hasta el Mankiw, pasando por el de Paul Krugman y Robin Well. No son pocos, y cada maestrillo tiene sus preferencias, en no pocas ocasiones condicionadas por la propia historia y experiencia del enseñante, por la afinidad con los autores, y otras muy diversas circunstancias. Supongo que responder a esa pregunta es como hacerlo con las recomendaciones dietéticas, o con el mejor programa de iniciación al cuidado físico. Hay que tener mucho cuidado, en definitiva. Porque dependiendo de la impresión que deduzca el iniciado, así puede ser su curiosidad y afición futura por seguir ampliando sus conocimientos de economía.

Establecida esa justificación cautelar, me permito ahora sugerir a propios y extraños a la profesión -estudiantes y profesores, profesionales de otras disciplinas-, el libro The Economy, un proyecto en torno a la iniciativa denominada CORE (Curriculum in Open-access Resources in Economics) (http://www.core-econ.org/): una obra disponible online gratis, muy cuidada metodológicamente y plenamente actual. De hecho, el proyecto en el que concurren profesores de diversas universidades nace precisamente tras las consecuencias que la pasada crisis tuvo, entre otros ámbitos, sobre ese conocimiento económico. Lo menos duro que puede colegirse de las lecciones que dejó la crisis es que el conocimiento económico no puede darse por definitivo, es cambiante. Y la captación de esos cambios es una de las bases que ha inspirado la concreción de ese proyecto. Se trata de reflejar lo que los economistas saben hasta el momento, o como precisan los autores, lo que los economistas creen que saben. Abordar el ambicioso empeño de construir un manual de introducción a la economía requiere ese ejercicio de modestia intelectual que asumen los autores, y la consiguiente voluntad de incorporar las lecciones que aporta la realidad. Que no son pocas.

Esa responsabilidad en la elaboración de un trabajo tal la reflejan los autores en una suerte de declaración de principios. Revisan las principales contribuciones susceptibles de calificarse como «manuales» de economía, partiendo del considerado primer libro de texto, Principles of Political Economy de John Stuart Mill (1848), hasta que fue desplazado 48 años después por los Principles of Economics de Alfred Marshall. Las aportaciones de las que los autores se muestran deudores corresponden a tres grandes pensadores: Keynes, Hayek y Nash. El primero, introductor en 1936 de la idea de «demanda agregada» y sus principales determinantes en su obra más emblemática, La Teoría General. Sobre esa idea descansaría como pivote central 12 años después el gran texto de Paul Samuelson, probablemente el manual de introducción a la economía más influyente todavía hoy.

A Friedrich Hayek le corresponde el mérito de reforzar la idea de mercado como un sistema de procesamiento de información. De la existencia de información incompleta y asimétrica advertida por Hayek todavía se alimentan numerosas contribuciones al campo de las finanzas, sin ir más lejos. El matemático John Nash, por su parte, lideró ese campo de conocimiento, la teoría de juegos, esencial para analizar y modelizar las interacciones estratégicas entre los agentes, ya sean económicos o políticos.

Hechas esas declaraciones de principios, los propios autores advierten que su método y enfoque no asume a pie juntillas la totalidad de las concepciones de ninguno de esos tres grandes inspiradores: ni el supuesto intervencionismo de Keynes ni la marginación de los gobiernos defendida por Hayek. Las reticentes aportaciones de la economía conductista, de la behavioral economics or finance, también sirven para puntualizar algunas de las más radicales proposiciones que se deducen de la obra de Nash. Pero esas tres grandes aportaciones -la demanda agregada, la economía de la información y las interacciones estratégicas modelizadas por la teoría de juegos-, son consideradas por los autores fundamentos del pensamiento económico moderno. Y sus contribuciones no quedan precisamente orilladas en esta obra introductoria al conocimiento de la economía.

Aspectos relativamente nuevos en la literatura económica, pero esenciales, como las consideraciones medioambientales, la creciente desigualdad o las burbujas especulativas en los mercados financieros, demuestran la vocación de que la obra no pase por encima de la realidad, haciendo bueno ese slogan que difunde el director de CORE, Wendy Carlin, profesor de economía del University Collere London: «Teaching economics as if the last three decades had happened» Con una narrativa que entretiene sin abdicar del necesario rigor.

Los enseñantes tienen disponibles materiales adicionales. Junto a la obra general The Economy, disponen de diapositivas, vídeos y pruebas para los alumnos, que facilitan la labor docente de forma notable. La accesibilidad es muy buena, propia de los mejores e-books interactivos, con ejemplos de la vida real fáciles de asumir desde la perspectiva española.

Una última fuente de satisfacción: entre la veintena larga de autores que han aportado contribuciones a esta obra se encuentra el profesor Antonio Cabrales, al que le renuevo desde aquí mi felicitación.

Quienes quieran un comentario adicional, sin duda más completo, sobre esta importante obra, pueden leer el reciente artículo de J. Cassidy en el New Yorker. Merece la pena. Para que no todo sean elogios incondicionales, también han aparecido revisiones algo críticas con algunos capítulos de la obra, como la aparecida en el blog de V. Ramanan el pasado 12 de septiembre.

Emilio Ontiveros es presidente de Afi y catedrático de Economía de la Empresa de la UAM