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¿Debemos esperar un siglo para aspirar a la igualdad de género?

Marzo de 2020
A pesar de los enormes avances en la participación de la mujer en el mercado de trabajo en España, persiste una menor participación femenina, lo que, en opinión del World Economic Forum, evidencia la existencia de fuertes prácticas culturales y obstáculos empresariales para otorgar a las mujeres las mismas oportunidades profesionales que a los hombres.

La reciente publicación del Global Gender Gap Report del World Economic Forum (en adelante, GGGRWEF) para el año 2020 bajo el título «Mind the 100 year gap» desvela un gran avance en materia de igualdad de género para el caso de España, ya que su posición en el ranking global ha mejorado veintiuna posiciones desde el año anterior, de la 29ª registrada en 2019 a la 8ª en 2020 para un total de 153 países. No obstante, en 2006, año en el que se inauguró esta publicación entonces coordinada por Ricardo Hausmann (Harvard University), Laura D. Tyson (University of California, Berkeley) y Saadia Zahidi del propio WEF, ya disfrutó España de una muy digna 11ª posición.

El Global Gender Gap Index está diseñado para medir la igualdad de género, y trece de las catorce variables utilizadas para su elaboración provienen de indicadores de «datos duros» publicados por organizaciones internacionales tales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El sorprendente y, por qué no decirlo, ilusionante avance en la calificación ha sido fruto del desempeño en la combinación de cuatro grandes dimensiones que el WEF analiza para sintetizar los resultados en un único índice:

  1. Participación y oportunidades económicas, que valora resultados sobre salarios, niveles de participación y acceso a empleos altamente cualificados;
  2. Nivel y logros educativos, basado en resultados sobre el acceso a la educación básica y superior;
  3. Salud y supervivencia, basado en resultados sobre la esperanza de vida.
  4. Empoderamiento político, sobre la evidencia de la representación femenina en las estructuras de toma de decisiones.

Los mayores avances del último año en España se han centrado en esta cuarta dimensión de empoderamiento político como resultado de la consecución, en 2018, de erigirse como el país cuyo Gobierno fue el de mayor presencia femenina del mundo y uno de los únicos diez Gobiernos con una proporción de mujeres ministras igual o superior al 50%. Otro asunto es la jefatura del Gobierno, categoría en la que las mujeres siguen reportando cero puntos.

Global Gender Gap Report 2020. Country Scorecard: ESPAÑA
posición
puntuación
promedio
mujer (M)
hombre (H)
Ratio M/H
Fuente: Afi a partir de GGGRWEF 2020.
Participación y oportunidades económicas 72,0 0,7 0,6
Tasa de participación laboral 54,0 0,9 0,7 68,8 78,9 0,9
Equidad laboral por trabajos similares, 1-7 (mejor) 115,0 0,6 0,6 n.d. n.d. 0,0
Ingresos estimados 55,0 0,7 0,5 27,7 41,9 0,7
Legisladores, altos funcionarios y altos cargos (%) 73,0 0,5 0,4 32,1 67,9 0,5
Trabajadores profesionales y técnicos (%) 74,0 1,0 0,8 49,4 50,6 1,0
Nivel educativo 43,0 1,0 1,0
Tasa de alfabetización (%) 69,0 1,0 0,9 98,0 98,9 1,0
Matriculación educación primaria (%) 1,0 1,0 0,8 97,6 96,9 1,0
Matriculación educación secundaria (%) 1,0 1,0 1,0 97,8 96,1 1,0
Matriculación educación terciaria (%) 1,0 1,0 0,9 97,0 81,1 1,2
Salud y supervivencia 93,0 1,0 1,0
Ratio de sexo al nacer (%) 128,0 0,9 0,9 0,0 0,0 0,9
Esperanza de vida libre de discapacidad, al nacer (años) 85,0 1,0 1,0 75,4 72,2 1,0
Empoderamiento político 8,0 0,5 0,2
Mujeres en parlamentos (%) 5,0 0,9 0,3 47,4 52,6 0,9
Mujeres en posiciones ministeriales (%) 1,0 1,0 0,3 64,7 35,3 1,8
Años con Jefe de Estado mujer (últimos 50) 73,0 0,0 0,2 0,0 50,0 0,0

En la dimensión de participación económica España se sitúa en la posición número 75 de un total de 153 países, una posición mediocre, si nos acogemos a una de las acepciones de la RAE («de calidad media, de poco mérito, tirando a malo»). A pesar de que se han evidenciado avances en materia de paridad en el puesto de trabajo, prevalecen grandes brechas en términos de salarios, ingresos y, muy especialmente, en presencia de mujeres en puestos de responsabilidad. De hecho, y siempre de acuerdo al GGGRWEF 2020, solo el 32% de los altos cargos tanto en el sector público como privado y Esto es, una de cada cinco.

Nos encontramos aún lejos de países como Francia, Islandia y Noruega que superan ampliamente el 40% de representación femenina en los órganos de gobierno de las empresas; o Suecia, Italia, Finlandia, Alemania, Bélgica, Dinamarca y Nueva Zelanda, por encima del 30%. Compartimos sin embargo «grupo» con Eslovenia, EEUU, Israel, Sudáfrica, Suiza y Polonia, apenas por encima del 20% de representación.

En definitiva, a pesar de los enormes avances en la participación de la mujer en el mercado de trabajo en España, persiste una menor participación femenina (68,8% versus 78,9%), lo que en opinión del WEF evidencia la existencia de fuertes prácticas culturales y obstáculos empresariales para otorgar a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres en el desarrollo de sus carreras profesionales.

¿Y qué podemos esperar del futuro en materia de participación económica de las mujeres? La «cosa» puede empeorar...

La 14ª edición del Informe correspondiente al año 2020 examina por primera vez las perspectivas de la brecha de género en las profesiones del futuro. Y no resulta muy alentador.

A pesar de que a nivel global los indicadores de paridad en educación y en salud han mejorado significativamente, el área de participación y oportunidades económicas ha experimentado, globalmente, un retroceso. Es de hecho la única de las cuatro dimensiones que ha empeorado sistemáticamente y a nivel global, y se estima que necesitaremos 257 años para conseguir la paridad en esta dimensión.

El Informe explica esta posible evolución futura de la participación económica de las mujeres a partir de tres grandes tendencias observadas:

  1. Las mujeres tienen una mayor representación en los roles que se están automatizando.
  2. Las mujeres enfrentan una insuficiente infraestructura de cuidados (tareas, las de cuidados, que descansan fundamentalmente en ellas por los roles de género y las convenciones que nuestra sociedad sigue arrastrando) así como de acceso al capital.
  3. Las mujeres no están, ni se están preparando para estar, en profesiones donde el crecimiento de los salarios es más pronunciado (sobre todo, aunque no exclusivamente, en las relacionadas con la tecnología).

Cada una de estas tres tendencias es susceptible de ser analizada en detalle, pero en lo que al riesgo de rezago en la adquisición de habilidades y destrezas profesionales que demandará el trabajo del futuro se refiere, es preciso incentivar (y por lo tanto diagnosticar a cabalidad por qué no lo están haciendo) que ellas se formen en disciplinas CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) o, por sus siglas en inglés, disciplinas STEM.

Proporción de hombres y mujeres por clúster profesional en España
(%)
Fuente: Global Gender Gap Report 2020.
Verónica López es consultora del área de Economía Aplicada de Afi.