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Las CBDC y el Euro Digital: una visión multidisciplinar

Junio de 2025
En la última década, el ecosistema monetario ha evolucionado significativamente debido a la digitalización de la economía y la aparición de activos digitales como las criptomonedas. En este contexto, numerosos bancos centrales están investigando formas digitales de moneda conocidas como CBDC (Monedas Digitales de Bancos Centrales). Este artículo analiza qué son las CBDC, los distintos tipos existentes, el proyecto del euro digital, sus posibles beneficios y desafíos, y su relación con otras formas de dinero como las criptomonedas y el efectivo.


¿Qué son las CBDC?
Las CBDC son monedas digitales emitidas por bancos centrales y poseen el mismo valor que la moneda fiduciaria tradicional. A diferencia del dinero bancario habitual, las CBDC constituyen un pasivo directo del banco central, lo que implica un respaldo público explícito.

Se distinguen principalmente dos tipos de CBDC:

  • Mayoristas: destinadas a instituciones financieras para optimizar pagos interbancarios, mejorar la eficiencia en las liquidaciones y reducir costes operativos.
  • Minoristas: diseñadas para el público general, pueden utilizarse mediante aplicaciones móviles o tarjetas electrónicas, con funcionalidades equivalentes al dinero físico.

Existen también modelos híbridos, donde el banco central emite la moneda digital, pero la gestión y distribución se realiza a través de intermediarios financieros como los bancos comerciales.

Desafíos asociados a las CBDC
La implementación de una CBDC plantea diversos retos técnicos, económicos y sociales. Algunos de los más relevantes incluyen:

  • Privacidad y protección de datos: Uno de los principales puntos de debate gira en torno a cómo garantizar la privacidad de los usuarios sin comprometer la seguridad y trazabilidad de las operaciones. Encontrar un equilibrio entre estos dos aspectos es uno de los principales desafíos regulatorios.
  • Ciberseguridad: Las infraestructuras digitales deben estar adecuadamente protegidas frente a ataques que podrían comprometer la integridad del sistema. Esto requiere inversiones significativas en tecnologías de seguridad, auditorías constantes y mecanismos de respuesta ante incidentes.
  • Desintermediación bancaria: Una adopción masiva podría reducir los depósitos en bancos comerciales, con posibles implicaciones para la concesión de créditos y la estabilidad del sistema financiero. En este sentido, el diseño del sistema CBDC debe considerar límites de saldo y reglas de intermediación para evitar efectos indeseados.
  • Adopción y alfabetización digital: La aceptación por parte del público dependerá de factores como la usabilidad, la confianza en la tecnología y el acceso equitativo. Esto plantea la necesidad de campañas educativas y de inclusión digital para reducir brechas tecnológicas.

Comparación con criptomonedas y stablecoins
Las CBDC presentan diferencias sustanciales frente a activos como Bitcoin o las stablecoins:

  • Respaldo y estabilidad: A diferencia de Bitcoin, que es altamente volátil y no cuenta con respaldo oficial, las CBDC están garantizadas por bancos centrales y buscan estabilidad monetaria. Esto las convierte en instrumentos adecuados para pagos cotidianos, en contraste con el carácter especulativo de algunas criptomonedas.
  • Infraestructura: Mientras que las criptomonedas funcionan en redes descentralizadas, las CBDC operan en sistemas controlados por instituciones públicas. Esto permite una mayor coordinación con políticas monetarias y regulatorias.

Las stablecoins, por su parte, son activos emitidos por entidades privadas que intentan mantener una paridad con monedas fiduciarias. Aunque pueden ofrecer cierta estabilidad, no cuentan con garantías institucionales como las CBDC. Algunos casos recientes de colapsos de stablecoins han subrayado la importancia del respaldo público en activos digitales.

El euro digital
El euro digital es una propuesta del Banco Central Europeo para crear una versión digital del euro, complementaria al efectivo. Estaría almacenado en dispositivos electrónicos y podría utilizarse para realizar pagos de forma sencilla y segura.

El proyecto incorpora medidas de protección de la privacidad como el uso de seudonimización, transacciones offline limitadas y umbrales de anonimato parcial en operaciones de bajo valor. Estas funcionalidades buscan replicar, en la medida de lo posible, el comportamiento anónimo del efectivo en el entorno digital.

También se ha planteado la posibilidad, desde un punto de vista técnico, de funcionalidades como la programabilidad del dinero. Aunque no forman parte de la propuesta actual del BCE, estas opciones han sido debatidas como posibles evoluciones futuras del sistema. La programabilidad permitiría, por ejemplo, diseñar subsidios o ayudas con condiciones de uso específicas.

Implicaciones sociales y económicas
La introducción del euro digital podría tener efectos sobre distintos grupos de población. Podría facilitar la inclusión financiera en determinados contextos, como zonas con baja bancarización o colectivos con acceso limitado a servicios tradicionales. Sin embargo, también plantea el desafío de asegurar el acceso para quienes tienen dificultades con el entorno digital, como personas mayores o comunidades rurales.

En el ámbito económico, existe preocupación sobre cómo podría afectar la estructura actual del sistema financiero. En situaciones de incertidumbre, la facilidad de transferir fondos a cuentas del banco central podría alterar la dinámica de los depósitos y los créditos. Por ello, muchos bancos centrales están considerando límites de saldo o remuneraciones diferenciadas para evitar efectos adversos.

Asimismo, la interoperabilidad con sistemas de pago existentes y la posibilidad de integrarse en ecosistemas europeos como el SEPA (Zona Única de Pagos en Euros) serán factores determinantes en su implementación.

Contexto internacional
El proyecto del euro digital no es una iniciativa aislada. Países como China, con su e-CNY, y Suecia, con la e-krona, ya han realizado pruebas piloto. En el caso del e-CNY, se han desarrollado aplicaciones públicas para pagos urbanos, mientras que en Suecia se han enfocado en garantizar el acceso universal sin reemplazar el efectivo.

Estados Unidos, por su parte, ha abordado el debate sobre un dólar digital con cautela, priorizando el análisis de implicaciones legales y financieras. Esta diversidad de enfoques muestra que no existe una única vía para el desarrollo de una moneda digital soberana.

En conclusión
La discusión sobre el euro digital continúa abierta.

Un debate público transparente y fundamentado será clave para definir el futuro de esta iniciativa. La participación informada de la sociedad, junto con el análisis técnico y legal adecuado, permitirá valorar el alcance y las implicaciones de un posible euro digital.

En definitiva, el desarrollo de las CBDC y, en particular, del euro digital, representa una oportunidad para reflexionar sobre el futuro del dinero, sus usos, sus garantías y los valores que debe preservar en una era cada vez más digitalizada.


Santiago Márquez Solís, Blockchain Manager en Minsait