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Igualdad de género, ¿ODS 5?

Marzo de 2024

Hay ocasiones en que ver el vaso medio lleno es muy difícil. "A mitad del recorrido ninguno de los indicadores del ODS 5 ha alcanzado la meta ni está en vías de alcanzarla, en ninguna de las regiones del mundo", son palabras del informe El progreso en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible panorama de género 2023 de Naciones Unidas.

El informe alerta que el progreso debe ser 26 veces más rápido para alcanzar el objetivo de igualdad de género de aquí a 2030.

Sin dejar de evidenciar que la situación de partida y el grado de avance es mejor en Europa y América del Norte, en estas regiones sólo se ha alcanzado una de las metas: disponer de leyes sobre igualdad de acceso a la salud, la información y la educación reproductiva. El resto de metas tienen un grado de avance desigual y lo que es muy preocupante, a mi entender, se está muy lejos de disponer mecanismo de seguimiento a la igualdad de género. Y ya se sabe, el primer paso para solucionar un problema es disponer de datos y monitorizar de manera sistemática su evolución. Revisando avance e identificando, no sin dificultad, lo que funciona y lo que no para conseguir una mejora sostenida en el tiempo.

En atención al tema de los datos y en ocasión del día internacional de la mujer, contando como siempre con el apoyo incondicional de las consultoras de Afi, Marina Asensio y Marina García, les sugerí profundizar con una perspectiva de género en algunos de los datos que pasaron por nuestras manos para elaborar nuestro estudio ´Las finanzas de los hogares 2000-2022´.

Los datos tampoco son muy alentadores. En el periodo entre 2007 y 2021 la renta de las mujeres ha estado siempre por debajo de la de los hombres. En 2008 se alcanzó la brecha máxima, de 481 euros, reduciéndose en 2012 hasta sólo 88 euros, por la caída generalizada de las rentas que generó la crisis. En los años siguientes, hasta 2021 ha vuelto a crecer hasta situándose en los 337 euros de media. Analizando estos datos por franjas de edad , pudiendo estar la parcialidad para conciliar como una de las causas subyacentes detrás de este diferencial.

Las mujeres están más expuestas a vaivenes e interrupciones de su carrera, la responsabilidad de los cuidados sigue recayendo sobre ellas y la discriminación salarial sigue siendo persistente.

Sin una participación plena de las mujeres en la economía y una renta propia adecuada podrán conseguirse avances en términos de leyes y garantías, pero será difícil garantizar la igualdad real en términos de participación, toma de decisiones e impacto social. Con las actuales reglas de juego, si tu renta es más baja y a eso le unes la necesidad de conciliar en la etapa de mayor posibilidad de progreso profesional, es muy difícil romper la dinámica.

En sociedades privilegiadas como en la que vivimos y puestos a priorizar, habría que seguir avanzado, sin duda, en asegurar la participación activa de mujeres como parte de la fuerza laboral, impulsando aun más su participación en todos los niveles organizativos y atreviéndose a cambiar las reglas: conciliar no significa estar menos comprometido o desempeñar con menos excelencia un trabajo. Significa cubrir una necesidad social, sin la cual no hay progreso y bienestar.

Adriana Scozzafava, directora general de Fundación Afi Emilio Ontiveros