China, también la pieza demográfica
Junio de 2022No es la primera vez que destacamos en estas páginas la atención preferente que desde cualquier rincón del planeta debemos prestar a lo que ocurre en la economÃa china. También a la influencia que a la chita callando está ejerciendo en la conformación de la nueva geopolÃtica. De su ascendencia sobre el máximo mandatario ruso, y de la compensación que puede ejercer sobre los costes de las sanciones económicas que han impuesto los paÃses de la OTAN, entre muchas otras cosas. Con el inicio de su tercer periodo de mandato, el presidente Xi mostrará en toda su extensión las credenciales económicas, tecnológicas y militares de la segunda gran potencia mundial. También librará las batallas internas que sean precisas para consolidar su poder.
Pero mientras tanto, tendrá que asumir que los itinerarios al crecimiento no serán tan cómodos y propiciadores de la intensidad que hemos verificado en las casi tres últimas décadas. Diversas limitaciones impedirán reproducir los buenos registros de esos años, pero el más importante será con toda probabilidad el declive demográfico. Un reciente trabajo del Lowy Institute [1]del que son autores Roland Rajah y Alyssa Leng, dedica un capÃtulo especÃfico a la restricción demográfica.
Las consecuencias de las polÃticas radicales, de contención de los nacimientos, se manifestaron de forma todavÃa más explÃcita en las siguientes décadas en una reducción de la población y en el envejecimiento. De hecho, la población china en edad de trabajar no ha dejado de reducirse desde mediada la pasada década. La tasa de fertilidad ha caÃdo de forma pronunciada hasta los 1,3 nacimientos por mujer en 2020, significativamente por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1. Coincide con las proyecciones de la ONU, que en el peor de los casos sugiere que en 2050 la población china en edad de trabajar se habrá reducido en 220 millones de personas. Ahà es nada: una quinta parte de su nivel actual. Al tiempo, el envejecimiento rápido hará que el perfil demográfico chino converja rápidamente con el de Europa. En 2050, los que tengan más de 65 años representarán más del 25% de la población china.
De poco sirve el volantazo dado hace poco por las autoridades a las polÃticas de planificación de la natalidad, pasando a propiciar los tres hijos por familia. Las familias chinas mantienen por ahora preferencias por tamaños reducidos, consecuentes con similares incertidumbres y exigencias de conciliación que vemos en la mayorÃa de las sociedades avanzadas.
Tampoco hay mucho margen de maniobra en polÃticas propiciadoras de la participación en el mercado de trabajo de las mujeres, dada la muy elevada participación ya existente. Otras polÃticas más directamente orientadas a fomentar la fertilidad, en caso de ser exitosas, tardarán en generar resultados deseables.
Todo ello tendrá implicaciones económicas evidentes, empezando por las necesidades de inversión adicional en infraestructuras y, desde luego en vivienda. El informe nos recuerda que durante las últimas dos décadas la inversión en vivienda se duplicó, hasta representar el 14% del PIB, aproximadamente la mitad de toda la inversión fija privada. Una referencia que nos ayuda a entender la difÃcil situación del sector y el elevado endeudamiento que ha acumulado, hoy difÃcil de digerir. Los datos correspondientes a abril de este año dan cuenta de un verdadero colapso en la actividad de la construcción residencial.
Destaca igualmente el informe que serán más importantes aquellas actividades económicas destinadas a los servicios personales y domésticos, como el propio cuidado del envejecimiento. Algo similar a otras economÃas con pautas de comportamiento demográfico asimilables, que también tendrán como denominador común el sacrificio de la productividad. Y esto puede condicionar mucho más de lo previsto la excepcional continuidad del crecimiento económico de la segunda economÃa más importante del mundo.
Millones. Actual y proyectada
[1]"Revising Down the Rise of China", Lowy Institute