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Innovaci贸n para la sostenibilidad

Noviembre de 2021 «El punto de partida para contribuir a reducir la emergencia climática en la que estamos sumidos desde el análisis económico no puede ser otro que la consideración del entorno como un bien público.»

C

aben pocas dudas acerca de la necesidad de adoptar decisiones urgentes y de alcance que tiendan a neutralizar el deterioro medioambiental: a reducir esa "emergencia clim谩tica" en la que estamos sumidos. El punto de partida desde el an谩lisis econ贸mico no puede ser otro que la consideraci贸n del entorno como un bien p煤blico. Las instituciones p煤blicas, aunque en desigual medida, ya lo est谩n intentando. Sin necesidad de revisar en detalle algunas de ellas, bien merece la pena atender a los posibles efectos multiplicadores asociados a la significativa se帽alizaci贸n de la Uni贸n Europea a trav茅s de los fondos asociados al Next Generation EU concebidos por la Comisi贸n. Se trata de un mecanismo consecuente con los planes adoptados, tambi茅n el pasado julio por la UE, para pasar a ser una econom铆a neutral de carbono en 2050, comprometi茅ndose a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 55% en 2030 en comparaci贸n con los niveles de 1990. Eso significa que en esa fecha un 38,5% de toda la generaci贸n energ茅tica deber谩 ser renovable. Una ambici贸n tanto m谩s destacable cuanto que la UE es responsable de no m谩s del 8% de las emisiones globales de CO2. Ello no impide que sus acciones, en particular las destinadas a fomentar el progreso tecnol贸gico aplicado a la sostenibilidad, constituyan una referencia para el conjunto del mundo.

Las consecuencias favorables de esas inversiones espec铆ficas establecidas en el NGEU, de las que las asociadas a la transici贸n ecol贸gica constituir谩n m谩s de una tercera parte, no solo ser谩n las concretadas por esas inversiones europeas, sino igualmente por las incorporadas desde la inversi贸n privada, nacional y extranjera. Estas son especialmente necesarias, ya que las nuevas estimaciones de inversi贸n necesaria para cumplir los objetivos anteriores exigir谩n esfuerzos adicionales a los previstos inicialmente por la UE. Para ello es necesario que las propias empresas, con independencia del sector al que pertenezcan, pongan sobre la mesa proyectos compatibles con esos objetivos, conscientes de las ventajas de diversa naturaleza que pueden generar. Desde luego en t茅rminos de fortalecimiento de los activos intangibles y en concreto de la reputaci贸n, ante los agentes relevantes, desde clientes e inversores hasta los propios empleados. No son precisamente desde帽ables esas ventajas derivadas de la percepci贸n de que las empresas asumen los c贸digos medioambientales con suficiente respeto. Son, en definitiva, orientaciones que avalan la extensi贸n de la asunci贸n de funciones objetivo m谩s amplias que la tradicional maximizaci贸n del beneficio de los accionistas, de una visi贸n que trasciende el cortoplacismo en los procesos de adopci贸n de decisiones, procurando su compatibilidad con prop贸sitos adicionales, m谩s directamente proyectados al entorno social relevante de la actividad empresarial.

La creciente verificaci贸n de las preferencias de los clientes es un aspecto esencial. No solo en la definici贸n del producto o servicio, sino en el cada d铆a m谩s estrecho escrutinio de las cadenas de valor, con la finalidad de verificar su contribuci贸n al deterioro del entorno.

Razonable presunci贸n de una tendencia creciente hacia la reasignaci贸n de activos, hacia la satisfacci贸n de esos objetivos de sostenibilidad, desde luego medioambiental. En mayor medida si tenemos en cuenta que desde los pioneros trabajos de William Nordhaus (1992) se ha ido afianzando la asociaci贸n positiva entre productividad y calidad medioambiental. Es en este contexto, en el que es conveniente destacar las ventajas espec铆ficas derivadas de la innovaci贸n asociada a las inversiones medioambientales. No solo la innovaci贸n tecnol贸gica en sentido estricto, tambi茅n en los procesos, en la forma de hacer las cosas en su m谩s amplia acepci贸n.

Es un hecho que uno de los motores de la productividad es la innovaci贸n. Y ensanchando esas posibilidades de mayor eficiencia tambi茅n se hace con el crecimiento potencial de la econom铆a, una asociaci贸n a largo plazo que por s铆 sola justificar铆a la atenci贸n de las empresas. Hacer de la necesidad virtud significa en este 谩mbito no solo omitir acciones que deterioran o retrasan los prop贸sitos medioambientales, sino concebir nuevas tecnolog铆as y procesos que reduzcan los riesgos y de las que emerjan claras ventajas. Estos ser谩n, m谩s all谩 de ejercicios voluntaristas, los que realmente estimulen la inversi贸n y la generaci贸n de empleo de calidad en los sectores cercanos a la sostenibilidad. Adem谩s de mejorar ese entorno que condiciona el bienestar agregado.

No se trata solo de asignar recursos a la creaci贸n de nuevas tecnolog铆as directamente vinculadas a la b煤squeda de alternativas de generaci贸n energ茅tica, sino de todas aquellas decisiones que favorezcan comportamientos m谩s sostenibles, desde procedimientos de reciclaje hasta alteraciones organizativas, pasando por la utilizaci贸n m谩s eficiente de los recursos. Se trata, como en muchas innovaciones introducidas en la empresa, de acciones que adem谩s de contribuir a la descarbonizaci贸n del planeta pueden generar ganancias de eficiencia, ya sea a trav茅s del ahorro de costes o directamente mediante la evitaci贸n de costes considerados habituales. La experiencia, adem谩s, contribuye a estimular esas tareas de dise帽o de nuevos productos o procesos porque en no pocos casos por s铆 solos determinan nuevas oportunidades de mercado, nuevos impulsos al crecimiento de los ingresos. Y, en todo caso, nuevas formas de gesti贸n de riesgos, m谩s all谩 de las exigencias regulatorias al uso.

Entre las oportunidades de innovaci贸n m谩s frecuentemente se帽aladas como verdaderas oportunidades de inversi贸n y reductoras de emisiones, se encuentran las destinadas a la captura y almacenamiento de CO2, el dise帽o de bater铆as avanzadas o la generaci贸n de hidr贸geno verde, destacadas por el FMI (2021). Los sistemas de gesti贸n de los alimentos o del agua son igualmente candidatos a esa innovaci贸n sostenible, compatible con la satisfacci贸n de carencias evidentes en muchos pa铆ses.

En torno a esas y otras m谩s se observan nuevos proyectos, incluso la creaci贸n de empresas espec铆ficamente orientadas a la satisfacci贸n de esos prop贸sitos. Es el caso de las infraestructuras de generaci贸n de energ铆as renovables, la movilidad, el almacenamiento de CO2, la eficiencia en la iluminaci贸n, el reciclaje de pl谩sticos y alimentos. No son pocas las que son lanzadas al margen de apoyos financieros p煤blicos, o simplemente mediante la se帽alizaci贸n de instituciones. Menci贸n aparte merece el desarrollo de las modalidades espec铆ficas de financiaci贸n verde, algunas de ellas comentadas en Berges y Ontiveros (2021). El reciente lanzamiento por la UE de una emisi贸n de bonos verdes, por 12.000 millones de euros con vencimiento a 15 a帽os, ha recibido una recepci贸n excelente por los mercados. Se trata de la primera de una serie de 250.000 millones del total de 800.000 millones destinados a fondear el NGEU, contribuyendo a la madurez de ese mercado, que previsiblemente registrar谩 este a帽o emisiones por 400.000 millones de euros, el doble de las emisiones en 2020.

Es cierto que a diferencia de otras innovaciones, algunas de las concretadas en la disposici贸n de infraestructuras de generaci贸n, por ejemplo, requieren inversiones costosas y de complicada experimentaci贸n previa. La cooperaci贸n internacional se presenta, tambi茅n en este 谩mbito, como uno de los requerimientos necesarios para generar esos efectos multiplicadores de las inversiones nacionales y de la colaboraci贸n p煤blico privada. Se trata de trenzar redes de cooperaci贸n que ayuden, entre otros prop贸sitos, a generar econom铆as de escala y a superar restricciones financieras. Estas son indudablemente hoy menores, como observamos la preferencia cada d铆a m谩s expl铆cita de modalidades de financiaci贸n menos convencionales como los fondos de capital riesgo o la emergencia de nuevas empresas espec铆ficamente orientadas a la sostenibilidad.

Para ello, es necesaria la intensificaci贸n de la se帽alizaci贸n p煤blica, la de los gobiernos o idealmente la de instituciones supranacionales como la UE, para encauzar el cambio tecnol贸gico hacia esas pretensiones de sostenibilidad medioambiental. Lo es para incentivar la propensi贸n a innovar de las empresas privadas, pero tambi茅n para canalizar esas asignaciones a prop贸sitos compatibles con los m谩s amplios. La disposici贸n de mecanismos de evaluaci贸n, de sistemas de seguimiento del impacto de las inversiones, es crucial. No menos relevante entre las consecuencias favorables de esa necesaria espiral innovadora estar铆a su mayor permeabilidad, la disposici贸n de las innovaciones a econom铆as emergentes, hoy responsables de gran parte de las emisiones de CO2. La facilidad de esa permeabilidad est谩 estrechamente vinculada al 茅xito y consiguiente abaratamiento de las innovaciones.

Las amenazas de gestores de carteras de penalizaci贸n a los activos no compatibles con esas pretensiones de sostenibilidad pueden ser ahora menos vinculantes que la muy razonable presunci贸n de que la innovaci贸n verde es rentable. Una de las se帽ales favorables en estas v铆speras de la COP16 es el aumento en el n煤mero de grandes empresas, mayoritariamente listadas en alg煤n mercado de acciones, que hacen expl铆citos los objetivos espec铆ficos de lucha contra el cambio clim谩tico asumidos en sus decisiones. Esa proporci贸n ir谩 en aumento a medida que se extienda la percepci贸n del v铆nculo entre sostenibilidad y rentabilidad.

Es en ese contexto en el que hay que destacar la coalici贸n dirigida por el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, de compa帽铆as financieras con disponibilidades de capital privado por 130 billones de d贸lares comprometido para satisfacer esos objetivos de emisiones cero en 2050. La Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ), constituida el pasado abril por m谩s de 450 bancos, aseguradores y gestores de activos financieros pertenecientes a 45 pa铆ses, se plantea que una parte de esos recursos vayan destinados a pa铆ses menos avanzados. Se trata de algo m谩s que una se帽al. Si ese compromiso se va concretando constituir谩 la manifestaci贸n m谩s palmaria de que la inversi贸n privada, la innovaci贸n verde, puede constituir uno de los impulsos de mayor importancia no solo en la necesaria atenci贸n medioambiental, sino en la igualmente necesaria ampliaci贸n del potencial de crecimiento, y de su calidad.

Sectores a los que pertenecen las empresas que han hecho expl铆citos objetivos de emisiones cero (fuente: Accenture).

Referencias

  1. Berges, A y Ontiveros, E (2021), "El Green New Deal y las finanzas sostenibles en Europa" Revista Diecisiete: investigaci贸n interdisciplinar para los Objetivos de Desarrollo Sostenible. N潞 5, monogr谩fico: "Contribuci贸n transversal de las finanzas sostenibles a los Objetivos de Desarrollo Sostenible" Fundaci贸n Acci贸n contra el Hambre. Abril 2021
  2. Fondo Monetario Internacional, 2021
  3. Nordhaus, William (1992), "The DICE Model: Background and Structure of a Dynamic Integrated Climate-Economy Model for the Economics of the Global Warming", Cowles Foundation Discussion Paper 1009, Febrero

Emilio Ontiveros es presidente de Afi y catedr谩tico em茅rito de la UAM