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Analfabetismo financiero

Octubre de 2021 Los jóvenes pueden obtener tarjetas de crédito incluso sin tener un trabajo estable, lo que lleva a muchos de ellos a gastar por encima de sus posibilidades, abocándoles a una especie de servidumbre financiera que puede durar años mientras devuelven sus deudas.

La educación financiera debería ser un asunto de Estado. Ni los mercados ni una gran parte de las políticas públicas pueden funcionar eficientemente si la ciudadanía carece de una formación básica en temas financieros. Se espera que los individuos y las familias tomen decisiones sobre sus finanzas que les permitan lograr los objetivos vitales que se planteen, sobre todo en lo concerniente a momentos tan importantes en la vida como la compra de una vivienda, el cambio de trabajo o la jubilación. De acuerdo con las investigaciones de economistas como Olivia Mitchell, entre un tercio y la mitad de la población en Europa y Estados Unidos tiene un conocimiento rudimentario e incluso deficiente sobre conceptos tan básicos como el interés compuesto, la tasa real de interés o el principio de diversificación de las inversiones.

Lamentablemente, los medios de comunicación reflejan a diario casos de personas que se han visto atrapadas en algún problema de dinero que podría haberse evitado. Los casos más extremos provienen, cómo no, de Estados Unidos, donde los jóvenes pueden obtener tarjetas de crédito incluso sin tener un trabajo estable, lo que lleva a muchos de ellos a gastar por encima de sus posibilidades, abocándoles a una especie de servidumbre financiera que puede durar años mientras devuelven sus deudas. La proliferación de las fintech también ha contribuido a este grave problema, sobre todo en China, donde son muchos también los jóvenes que se han visto devorados por niveles de endeudamiento imposibles de superar.

Una ciudadanía informada sobre materias financieras es indispensable. En los últimos años he visto a muchos bancos y otras instituciones financieras lanzar nuevas iniciativas para contribuir a resolver el problema del analfabetismo financiero. Me pregunto si esta labor no sería más efectiva si se realizara en la escuela. Pero creo que deberíamos dar un paso más. Para poder conducir un vehículo se necesita aprobar un examen teórico y otro práctico. ¿Por qué no exigimos lo mismo para solicitar una tarjeta de crédito, para abrir una cuenta en una fintech o para obtener una hipoteca? Otra opción consistiría en incluir preguntas sobre finanzas y seguros en el examen de conducir, puesto que hay ciertos aspectos financieros que son imprescindibles para los propietarios de un vehículo.

Quizás el problema más urgente relacionado con la escasa cultura financiera tiene que ver con el ahorro y la previsión del futuro, incluida la jubilación. Se trata de una vertiente del problema que puede tener consecuencias muy negativas, dado el envejecimiento de la población y las dudas sobre la solvencia de los sistemas de pensiones públicos. Pero por muy transparente que sean los mercados, no se obtendrán buenos resultados si la población carece de un mínimo de conocimientos sobre las consecuencias de sus decisiones cotidianas y las opciones financieras a su disposición.

Mauro F. Guillén es catedrático de Dirección Internacional de la Empresa en la Wharton School, así como miembro del Consejo Académico de Afi Escuela de Finanzas