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Reactivando la economía

Mayo de 2020 A diferencia de otras crisis, la reactivación productiva vendrá pautada por la consecución de ciertos objetivos epidemiológicos.

A diferencia de otras crisis, el parón de la economía real se debe a una decisión por parte de los gobiernos orientada a contener una pandemia. La reactivación productiva también va a resultar distinta esta vez, dado que la pauta vendrá marcada por la consecución de ciertos objetivos epidemiológicos. Las empresas y sus plantillas se encuentran cada vez más impacientes, expresando su interés en recuperar el terreno perdido cuanto antes. Para ello, vamos a necesitar en todos los países del mundo tres pilares que sustenten una recuperación duradera, sin caer en segundas olas de infección.

En primer lugar, aún falta diseñar un plan de movilidad que permita acceder al puesto de trabajo o de estudio con unas garantías mínimas. Mantener un razonable distanciamiento social y físico en un autobús o vagón de ferrocarril resulta casi imposible a no ser que se aumente la oferta, se disminuya la demanda y se evite el fenómeno de las horas punta. Es decir, en el futuro inmediato no vamos a poder acudir todos al trabajo a la misma hora del día.

El segundo pilar consiste en rediseñar los puestos y las interacciones en el trabajo de tal manera que se minimice el riesgo de infección. No cabe duda de que este tipo de respuesta aumentará los costes, no solamente en términos de espacio sino también de velocidad en la ejecución de tareas. Es por ello que resultará necesario continuar pidiendo a ciertos trabajadores que continúen trabajando desde su hogar, al menos ciertos días de la semana.

El tercer pilar consiste en desarrollar protocolos claros y prácticos sobre la vida en el hogar y en el vecindario, sobre todo a medida que los distintos colectivos se vayan reincorporando al puesto de trabajo o al lugar de estudio. De poco servirá preparar el sistema de transporte y reestructurar los flujos de trabajo y las interacciones en las instalaciones de las empresas si en los hogares se dejan de observar unas reglas mínimas para evitar la transmisión cruzada entre colectivos dado que cada miembro de la familia pasará varias horas al día en un medio de transporte y en un lugar de trabajo o de estudio diferente.

Estos tres fundamentos para evitar un falso arranque de la economía ignoran que somos consumidores además de trabajadores o estudiantes. Por tanto, habría que desarrollar protocolos similares para evitar que la reapertura de los comercios no esenciales provoque un retroceso en el control de la pandemia. En definitiva, algo que supone sin duda alguna una transformación de nuestro modo de vida -hasta que podamos contar con unos tratamientos terapéuticos o una vacuna efectivos.

Mauro F. Guillén es catedrático de Dirección Internacional de la Empresa en la Wharton School, así como miembro del Consejo Académico de Afi Escuela de Finanzas