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Otra interrupci贸n en el paseo global

Abril de 2020 Europa, otra vez, fue la primera en ser contagiada. Esta es una de las analog铆as con la crisis de 2008.

Hab铆a convenido con mis alumnos en que la tercera fase de la globalizaci贸n conclu铆a con la emergencia de las primeras se帽ales de aquella guerra comercial desencadenada tras la llegada a la presidencia de Donald Trump, que ahora se nos presenta como perteneciente a otra 茅poca. Advert铆a que no dispon铆a de elementos de juicio suficientes para anticipar si la nueva fase que suceder铆a a ese periodo entre 1989 y 2019 supondr铆a una interrupci贸n o avances significativos en la interdependencia global y en su necesaria globalizaci贸n. En realidad, mis sesiones sobre internacionalizaci贸n de la empresa en ese postgrado concluyeron a finales de enero de este a帽o, cuando los gobiernos de EEUU y China firmaron un esperanzador acuerdo destinado a revertir gran parte de las elevaciones arancelarias de a帽os anteriores. A pesar de esa suerte de tregua permanec铆an abiertos otros frentes de tensi贸n entre ambos pa铆ses, fundamentalmente el digital, que tampoco permit铆an alimentar demasiado esa esperanza de vuelta a una completa normalizaci贸n en el sistema de relaciones internacionales.

Al final de 2019 eran evidentes los da帽os que esas tensiones comerciales hab铆an originado en el conjunto de la econom铆a global, fundamentalmente en la producci贸n industrial y en el estrechamente asociado crecimiento en el volumen de comercio internacional. En realidad, ninguna de las previsiones de crecimiento de la econom铆a mundial para el conjunto del a帽o alcanzaba el 4%. La Uni贸n Europea era de las m谩s castigadas por ese deterioro del entorno global. Pero tambi茅n las emergentes, m谩s all谩 de China, sufr铆an el estancamiento de la actividad manufacturera, en especial aquellas con elevada deuda exterior en d贸lares estadounidenses.

En estas est谩bamos cuando llegaron las se帽ales de la epidemia del coronavirus. Cuarentena de las poblaciones de provincias chinas con un papel central en los procesos de producci贸n articulados en torno a esas cadenas de producci贸n transfronterizas en las que China desempe帽a un papel central. Inmediatamente la demanda de desplom贸, el transporte en cualquier modalidad hizo lo propio y los mercados financieros, los de acciones de forma destacada pero no solo, provocaron una de las p茅rdidas de riqueza financiera m谩s importantes de la historia en menos tiempo. La transmisi贸n de esos tres choques econ贸micos fue tan r谩pida como la del virus. Europa, otra vez, fue la primera en ser contagiada. Esta era una de las analog铆as con la crisis de 2008, tambi茅n con el epicentro distante pero infectada inmediatamente, y con una severidad que al igual que en aquella crisis, se traducir谩 en la m谩s severa recesi贸n.

M谩s all谩 de las muy serias consecuencias econ贸micas todav铆a dif铆ciles de anticipar que esta crisis tendr谩 sobre Europa, me interesa destacar dos implicaciones m谩s directamente pol铆ticas o sociales. La primera, tambi茅n com煤n con la crisis de 2008, es el riesgo de decepci贸n de los ciudadanos con las instituciones europeas. Hasta este final de marzo cuando concluyo este art铆culo, ha sido el BCE la 煤nica instituci贸n que ha tomado decisiones de pol铆tica monetaria acordes con la excepcionalidad de la crisis. El Consejo Europeo, por su parte, al distanciarse de cualquier propuesta de mutualizaci贸n de riesgos, ha incrementado el propio cuestionamiento de la UE. A diferencia de aquella crisis del 2008, el origen y facilidad de propagaci贸n de la actual nada tiene que ver con la gesti贸n econ贸mica o financiera de los pa铆ses comunitarios. Es una crisis que adem谩s de afectar a todos, su superaci贸n depende muy estrechamente de la capacidad para adoptar decisiones comunes. No solo en la gesti贸n estrictamente sanitaria de las crisis sino tambi茅n en su dimensi贸n econ贸mica y financiera. Sin embargo, ya no solo la falta de solidaridad, sino de visi贸n a medio plazo de algunas econom铆as centro europeas, vuelve a cuestionar la viabilidad de la UE oponi茅ndose a la adopci贸n de medidas que contribuyan a erradicar los riesgos depresivos.

La segunda cuesti贸n que sugiere esta nueva crisis tiene una respuesta menos evidente. Dada la magnitud de los riesgos globales que han emergido en los 煤ltimos a帽os, coincidentes con la expansi贸n de esa din谩mica de integraci贸n e interdependencia global que conformaron 芦La tercera fase禄, empezamos a observar interrogantes sobre el propio futuro de la din谩mica de globalizaci贸n y la tentaci贸n de introspecci贸n ya observable en algunos gobiernos. Al igual que en la crisis anterior, la desigualdad en la distribuci贸n de los costes de la crisis va a ser una caracter铆stica destacable que se a帽adir谩 a los da帽os sobre el bienestar de la propia extensi贸n de la enfermedad. Los efectos econ贸micos apenas observados ya son devastadores, en t茅rminos de aumento del desempleo y reducci贸n de rentas. Al igual que en la crisis anterior, vuelve a existir una estrecha concentraci贸n en capas de la poblaci贸n con menor capacidad defensiva. Los fundamentos sociales que ampararon opciones pol铆ticas nacionalistas, introspectivas, tras la crisis de 2008, no han desparecido precisamente.

El fin de la historia no fue precisamente uno de esos encuentros en la tercera fase con los que discut铆a con mis alumnos el curso pasado. Se lo record茅 cuando me llamaron la semana pasada para que les diera una clase extraordinaria online sobre las consecuencias de la pandemia en esa din谩mica de globalizaci贸n. Quedamos en repetir la experiencia. Ya os contar茅.

Emilio Ontiveros es presidente de Afi y catedr谩tico em茅rito de la UAM