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Digitalización y estado del bienestar

Julio de 2019 La diferenciación entre trabajadores con capacidades digitales y el resto puede ampliar la desigualdad en la distribución de la renta, ya inquietante en algunas economías.

Hace un par de semanas participé en el ciclo de conferencias y seminarios sobre «Evaluación de la sostenibilidad de las políticas de bienestar en el siglo XXI» organizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El título que asignaron a mi conferencia era «Digitalización y sostenibilidad del estado del bienestar». Hacía mucho tiempo que no me enfrentaba a un enunciado tan plagado de conjeturas y, en consecuencia, lo que propuse a los asistentes fue compartir dudas y alguna inquietud acerca de ese posible impacto.

A sabiendas de que la evidencia histórica acerca de la influencia del progreso tecnológico sobre las condiciones de vida de la gente ha sido, en términos netos, favorable, la digitalización creciente de las economías, la actual extensión de la automatización, incorpora algunas dudas que me permito resumir. [*]

El concepto genérico de automatización se refiere en este contexto tanto al dominio de la robótica como al de la inteligencia artificial, es decir el software y los algoritmos que llevan a cabo tanto cálculos como actividades cognitivas. Máquinas baratas, pero, mucho más relevante, software más potente y accesible.

El Banco Mundial en su World Development Report (2019) destaca que el número de robots operando en todo el mundo está creciendo rápidamente, especialmente en la industria donde en 2019 eran más de 2,6 millones los existentes, más de la mitad incorporados en ese mismo año. Son datos convergentes con los aportados por la International Federation of Robotics, que estima superarán los 3 millones los robots en todas las factorías industriales del mundo.

A partir de esa evidencia, la literatura académica y profesional (ver el PPT citado más abajo) se decide acerca del impacto neto, de la preponderancia de esas relaciones de sustitución, complementariedad o impulso de nuevos empleos. Algo similar ocurre con el impacto sobre las rentas del trabajo. Las dudas acerca de los efectos positivos a corto plazo son menores para las economías avanzadas distantes del pleno empleo que para las que mantienen un componente estructural de paro elevado, o para las economías menos avanzadas.

La otra dimensión del impacto de la automatización digital viene de la mano de las nuevas formas de organización del trabajo, de los nuevos modelos de negocio en torno a lo que genéricamente se denomina «economía de las plataformas». La síntesis a los efectos de su impacto sobre las finanzas públicas y la correspondiente sostenibilidad del estado del bienestar es el dominio del autoempleo, del trabajo a tiempo parcial, por encargo. Las empresas que adoptan esas plataformas lo hacen buscando la flexibilidad, la reducción de costes fijos, de estructura, externalizando al máximo. El resultado no es otro que una menor recurrencia de ingresos en la Seguridad Social, y quizás menores ingresos medios por trabajador, que puede erosionar la base financiera más importante del estado del bienestar en las modernas economías. Además, la diferenciación entre trabajadores con capacidades digitales y el resto puede ampliar la desigualdad en la distribución de la renta, ya inquietante en algunas economías.

Días después de mi conferencia, el premio Nobel Michael Spence publicaba un artículo en Project Syndicate («The "Digital Revolution" of Wellbeing», 28 de junio) en el que albergaba menos dudas que yo afirmando que «la automatización digital tendrá efectos no inclusivos debido a grandes disrupciones en el mercado de trabajo que deberían ser contrarrestados con políticas públicas».

Fiscalidad de las empresas multinacionales
(%)
Fuente: Zucman, Gabriel, Thomas Torslov y Ludvig Wier (2018). «The Missing Profits of Nations». June 5, 2018.

Frente a esas amenazas, la fiscalidad tendrá que ponerse las pilas. Probablemente habrá que considerar mecanismos de compensación de la correspondiente al trabajo, atendiendo a las estrategias fiscales de las grandes empresas multinacionales, las más distantes de una adecuada contribución efectiva. El gráfico adjunto es suficientemente ilustrativo.


[*] En https://emilioontiveros.com/2019/07/01/digitalizacion-y-sostenibilidad-del-estado-del-bienestar/ están las diapositivas en las que basé mi exposición y las referencias bibliográficas de que me serví.


Emilio Ontiveros es presidente de Afi y catedrático emérito de la UAM